Este jueves, Jhon Grant de 60 años, fue ejecutado en el estado de Oklahoma, por medio de la aplicación de varias sustancias, que se cree causa un gran sufrimiento a los presos.
Este hombre había matado en 1998 a una empleada de la cafetería de la cárcel con un destornillador, en el reclusorio estaba pagando su condena por asalto a mano armada.
La muerte de Grant fue confirmada hacia las 16:21, sin embargo un periodista de la agencia AP que estuvo presente durante el proceso afirmó: "Grant comenzó a convulsionar poco después de la inyección del primer producto (...) Convulsiono unas veinte veces y vomitó en varias ocasiones antes de morir"
Luego agregó: "Fui testigo de 14 ejecuciones, nunca había visto esto".
Dale Baich, abogado de varios presos condenados a muerte, incluido Grant, dijo que "Por tercera vez consecutiva no funcionó correctamente el protocolo de ejecución de Oklahoma".
Sin embargo los servicios carcelarios defendieron su protocolo y dijeron que la ejecución se realizó tal cual como se planeó, que sería algo así: primero se inyecta un sedante y un analgésico que inhibe el dolor, luego se procede a inyectar la dosis mortal de cloruro de potasio.