El órgano utilizado fue un riñón, proveniente de un cerdo que ha sido modificado genéticamente para poder eliminar el azúcar, que tienen en sus células los cerdos comunes y el cual impide que los órganos puedan ser trasplantados en humanos, pues genera rechazo inmediato y ataque al sistema inmunológico.
Este avance fue logrado, gracias al aval de los familiares de una persona fallecida, pues permitieron el experimento y aprobaron que los doctores mantuvieran el cuerpo funcionando por medio de un ventilador artificial.
Conectaron el riñón a dos vasos sanguíneos, por fuera del cuerpo, para evaluarlo durante dos días, con la sorpresa de que comenzó a funcionar y a cumplir su tarea: producir orina, filtrar desechos.
De los cerdos se dice que tienen sus órganos similares al ser humano, por lo que se han usado varias partes como ayuda en casos clínicos de ceguera al trasplantar córneas, válvulas cardíacas, injertos de piel en casos graves de quemaduras, incluso, del intestino de los cerdos proviene la heparina, un tipo de anticoagulante.
Queda en el ambiente la pregunta de, cómo se manejará la cuestión del bienestar animal y el hecho de que para muchas personas esto no se sentirá bien ética o físicamente.